jueves, 8 de mayo de 2008

Petronila Villa




Y aquellos fueron lo pasillos más largos que en mi vida recorrí,
que con cada lágrima caminaba en procesión hacía tu cuerpo exánime,
y mi orbe desaparecía sentada en el regazo de un desconocido…
convocando a cada instante tu recuerdo, a cada momento tu sonrisa,
tu insanidad…
No sabes ni sabrías cuanto te extraño, y llorar no me basta para decirte que te amo y te amaré hasta que la muerte castigue mis pecados llevándome al purgatorio donde tu estás allá arriba y yo, humana, poco agraciada, insegura, herida y casi difunta me acerco al infierno por mis actos inconsecuentes…
Tal ves no merezco perdón y por eso a tu lado nunca estaré, pero Padre, querrás tu perdonar mis cicatrices, mi ácida gaznate y llevarme a la paz do aquella hija tuya se encuentra… ¿Querrás?...
(sin terminar)

No hay comentarios.: